lunes, 29 de agosto de 2011

El Match fue nota en DIAGONALES! :D

Seguile el juego

País /  Todos los viernes después de medianoche, 14 actores suben a escena para improvisar 
La previa del Match arranca el martes. ¿Con el ensayo? se preguntarán los que (hasta ahora) no han escuchado hablar de qué se trata este show. “No ensayamos, entrenamos”, corrige Juan Pablo Pereira, uno de los directores y productores (junto a Federico Marotta) de este espectáculo que todos los viernes del año, desde el 2008, sube al escenario del Teatro Café Concert.
En el entrenamiento, los integrantes del Match “desarrollamos las capacidades de cada uno, tratamos de renovarnos para que cada uno explote aún más sus capacidades creativas. Es parecido a un entrenamiento futbolístico donde los técnicos, en este caso los directores, tratan de sacar lo mejor de cada jugador-improvisador” es la comparación que hace Pereira.
Y después se viene el viernes… el día de la función, de la improvisación o, como al equipo le gusta decir “el salto al vacío”.
El hall del Teatro es el punto de encuentro. El grupo es numeroso y se hace notar. Una vez que todos dan el presente, suben a camarines. Arriba, el ambiente está dividido en tres: un cuarto de vestuario (algunos llegan cambiados, otros se preparan ahí), una sala contigua donde se dejan bolsos, abrigos y demás pertenencias y, por último, el espacio más amplio (con espejo incluido) en el cual se van agrupando los actores a medida que están listos para salir a la cancha.
Las chicas están meta teclear en la notebook mientras uno de los directores toma lista -cual colegio- para repasar la cantidad de invitados de cada uno: “Hernán, Jose, Maga, ¿ustedes tienen?” las respuestas van llegando de a poco y se mezclan con las variadas charlas (tanto de temática como de tono) que se dan en el lugar.
Los restos de pizza arriba de la mesa son retratados por Manuel, el fotógrafo, y uno de los chicos advierte: “no le saques a eso que no es nuestro. La gente va a decir ‘que bien la pasan los del Match’”. Los demás festejan la ocurrencia… Sorpresa
Los conocedores del teatro se cansan de repetir que cada función es “única” e “irrepetible”. Pero acá, se refuerza esa idea: la no existencia del guión, de un libreto que se pueda seguir y repetir lleva a un enfrentarse, todos los días, con algo desconocido. Si bien el terreno está algo explorado (pues existe una estructura en el Match) la casa que se construye es inédita viernes a viernes.
Se preparan siempre para algo nuevo y, en el marco de esa estructura que mencionan, aparece la improvisación: “lo más puro del teatro”, afirma Pereira. Él, como otros integrantes del elenco, proviene de “la actuación tradicional, del método de Stanislavsky” y encontrarse con esto “está muy bueno, un actor no se aburre nunca”. Lo mágico es la sorpresa es compartida con el público: “nosotros no sabemos con lo que nos vamos a encontrar, por eso nos sorprendemos por todo. De repente te encontrás en lugares y tiempos diferentes”. La improvisación es “sorpresa constante, el no aburguesamiento e ir descubriéndote como actor-improvisador o como jugador”. Para graficar la situación, el director recuerda una declaración del actor argentino Alfredo Alcón: “en una entrevista le preguntaron cómo hacía para no sentir la rutina en la función 400 y él contestó ‘me creo miedos’. Yo diría que en el Match no existe eso, el match es una prueba de fuego todos los días porque tenés que luchar con todo. Y una improvisación puede salir mal y es válida, pero en definitiva vas a valorar la improvisación que estuvo bien porque la gente te dice ‘eso estuvo ensayado’, no-
sotros sabemos que eso no estuvo ensayado y, en definitiva, si te dicen eso te están diciendo un  piropo”.
Todavía en
el vestuario
El encuentro está fijado para todas las medianoches y eso significa que antes de salir a escena, otro/s habrá/n pisado las tablas. ¿Esto influye? “A veces sí, a veces no. Igual, el armado que tenemos está bastante aceitado, porque tenemos que bajar una pantalla de 8 metros x 4, poner un ring, las alfombras, probar micrófonos, poner el proyector, la compu, pero tardamos de 18 a 20 minutos, la idea es que no espere la gente, porque es nuestra prioridad y los respetamos muchos”, precisa el director.
La previa es “una historia” si el espectáculo anterior se retrasa (como ocurrió en esta ocasión con el del cantante Francisco Bochatón): “nos matan si demoran con el desarmado, pero tenemos todo aceitado” y, al verlos en acción, es evidente que el trabajo en equipo da sus frutos…
Regresando al detrás de escena, Pereira confiesa que lo disfrutan (otra de las cosas que, cualquiera que comparta ese momento junto al equipo, percibiría) y revela: “hacemos un repaso de ver como estamos todos, que nadie esté demasiado loco ni demasiado tranquilo, la cosa es equilibrar las energías, que se genere adrenalina positiva”.
Las chicas comparten brillo labial o rimel, también hay pedido de “pastilla, chicle o caramelo”, alguien consulta acerca del equipo que le toca esa noche y, mientras se arma la infraestructura, el árbitro está aislado en un sector (al cual tienen acceso sólo sus ayudantes) y va escribiendo los títulos que llevarán las diferentes improvisaciones, para depositarlos en los “huevitos” (que son los recipientes que traen las sorpresitas de los huevos Kinder), que a su vez irán dentro de “la pecera”. Otro cuasi incomunicado es el presentador, que “no arma” porque debe estar concentrado para la apertura del show.
–Gente, pásense a nafta- es una de las últimas frases del director.
El elenco se une en el centro del escenario para entrar en clima y prepararse para todo eso que llegará.

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